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En sociología y psicología social, la confianza es la creencia en que una persona o grupo será capaz y deseará actuar de manera adecuada en una determinada situación y pensamientos. La confianza se verá más o menos reforzada en función de las acciones y de valores.
La confianza existe en las relaciones interpersonales. Los seres humanos tienen una disposición natural a confiar y a juzgar la fiabilidad de otros individuos o grupos de seres humanos y cosas - en el desarrollo de relaciones con potenciales mentores dignos de confianza, por ejemplo, tal vez como parte del trabajo interprofesional en la vía de derivación de un servicio de urgencias a una sala de hospitalización,[1] o como parte del proceso y el trabajo de construcción de conocimiento sobre si las nuevas prácticas, personas y cosas introducidas en nuestras vidas son realmente responsables o dignas de invertir en confianza y seguridad (como se capta en el constructo empíricamente fundamentado de 'Integración relacional' dentro de la Teoría del proceso de normalización[2][3]). Esto se puede rastrear en términos de neurociencia a la estructura y actividad neurobiológica de un cerebro humano. Algunos estudios indican que la confianza puede alterarse, por ejemplo, mediante la aplicación de oxitocina.[4][5]
De acuerdo a la mayoría de las teorías que la abordan, se trata de una suspensión temporal de la situación básica de incertidumbre acerca de las acciones de los semejantes; gracias a ella, es posible suponer un cierto grado de regularidad y predictibilidad en las acciones sociales, simplificando el funcionamiento de la sociedad.
Esta explicación, típicamente funcionalista, corresponde a la orientación teórica de la mayoría de los autores que han abordado el tema; en la teoría estructural-funcionalista, la confianza se considera por lo general la base de todas las instituciones, y funciona como correlato y contraste del poder, consistente en la capacidad de influir en la acción ajena para forzarla a ajustarse a las propias expectativas.
El término se aplica a estadísticas (valores de confianza o índice de confianza) y también a medición y calibración de máquinas destinadas a medir una magnitud (grado de confianza de la medición).
El término aplicado a una organización o una empresa se refleja a base de varios factores como la calidad con la que realiza sus productos y por tanto de las evaluaciones de calidad, de códigos éticos y de su cultura o clima laboral, pero por encima de todo ello se refleja mediante el ethos de la empresa (hábitos de su corazón), lo que define su carácter y los rasgos que la distinguen de cualquier otra.